Su Revista Villa del Parque y Devoto
EL ANTIGUO CASTILLO DE VILLA DEL PARQUE
PARTE VIII
Tragedia y Misterio en su Historia
LOS PREPARATIVOS PARA LA BODA
Transcurría el mes de enero de 1911 y la fecha establecida para el casamiento
de Lucía y Angel había sido fijada para el sábado 1º
de abril de ese año. La recepción se realizaría en el espléndido
y gran edificio de la calle Campana de Villa del Parque, muy cerca de la estación
ferroviaria.
De común acuerdo las dos familias, que por otra parte mantenían
muy buenas relaciones, efectuaron las invitaciones de rigor, y al mismo tiempo
tomando nota de todo lo necesario para dicha ocasión.
El Castillo por ese entonces permanecía vacío por disposición
de su propietario don Rafael Giordano, feliz en la oportunidad y arrepentido de
haber dispuesto su venta que no se concretó dos años antes. La situación
ahora era distinta, afortunadamente, y con su futuro consuegro don Manuel Lemos
decidieron planear en primera instancia el moblaje (que correría por cuenta
de ambos), de cada uno de los ambientes de la hermosa residencia. Comenzaron por
asesorarse en tal sentido consultando a empresas dedicadas a esos menesteres.
Luego de recorrer una buena cantidad de comercios de la Capital, solicitando catálogos,
presupuestos y condiciones de venta, cotejaron la calidad y los precios de los
elementos que deseaban adquirir, llegando a la siguiente conclusión: Muebles
y tapicería (Pastore y Pino) de la calle Cuyo (Sarmiento) 1446/48. Artículos
de bazar, cristalería, loza, porcelana (La Gran Despensa), calle Artes
(Carlos Pellegrini) esquina Bartolomé Mitre. Estufas, calentadores y fonógrafos
(Cassells y Co.) Florida 43. Relojes eléctricos (Casa Barlow) Florida 484.
Pianos e instrumentos musicales (Breyer Hermanos) Florida 49.
Concretadas las respectivas compras en poco tiempo, todos los ambientes de la
mansión parquense quedaron equipadas, reflejando elegancia, categoría
y buen gusto.
Catálogos, pedido de compras, recibos de venta y datos complementarios,
fueron recopilados en su momento para la historia, después, tal vez, no
se le dio el real valor que esa documentación tenía, y se fue perdiendo
a través de los años. Solo han quedado para la posteridad, relatos
y anécdotas transmitidas por quienes fueron protagonistas de hechos verídicos,
a sus descendientes, y estos a su vez los documentaron en su gran mayoría,
para que en una eventualidad futura, existiera la posibilidad de escribir la verdadera
leyenda del misterioso y legendario Castillo de Villa del Parque.
SABADO 1º DE ABRIL DE 1911
Finalmente llegó el día esperado, sábado 1º de abril
de 1911. Los vecinos de entonces lograron admirar la silueta del edificio que
presentaba en esa singular jornada un aspecto imponente, hermoso, cautivante.
Se habían cuidado hasta los mas mínimos detalles. Todo era exactitud
y esmero, pulcritud y gusto refinado, quizás por la excelente organización
del personal especializado que se contrató para tal ocasión.
Fueron transcurriendo las horas, durante las cuales se había cumplimentado
por la mañana la correspondiente tramitación en el Registro Civil
para la concreción del enlace. Entrada la noche comenzaron a llegar los
invitados. La mayoría, ostentando la conocida vanidad humana, lo hacían
orgullosos a bordo de lujosos automóviles con un evidente deseo de competir
y triunfar ante los ojos de sus amistades y la demás gente.
Las famosas marcas de coches de aquel tiempo llevaban estos nombres: "Renault
Fréres E-M-F 30", "Columbia", "Maxwell", "Courier",
"Standard-Dayton". La conducción de los mismos estaba a cargo
de choferes uniformados con vistosas chaquetas, gorras elegantes, guantes blancos
y calzando lustrosas polainas de cuero. Cada uno de esos servidores representaban
de alguna manera el poderío económico de sus patrones.
Luego de iniciarse la fiesta, el bullicio y la alegría hacían sentir
su presencia en todos los ambientes de la mansión. Los padres de los contrayentes
saludaban y atendían con delicada cortesía a los concurrentes al
festejo. A su vez, los "mozos" contratados para desempeñarse
en la ocasión, cumplían adecuadamente con sus funciones específicas.
Dos orquestas de distinto estilo amenizaban la importante reunión. Una
denominada "Platz Grau", ejecutaba antiguos valses vieneses, mazurkas
y alguna otra música de origen europeo en la sala principal. En otro sector
del edificio un cuarteto de ejecutantes criollos titulado "Buenos Aires",
integrado con bandoneón, guitarra, flauta y violín, interpretaba
inspiradas y hermosas melodías porteñas.
Con la llegada de los novios la fiesta alcanzó su máxima expresión
de algarabía y felicidad. En determinado momento, como si hubiese sido
un convenio realizado de antemano, los concurrentes a tan grata y emotiva reunión
solicitaron a los recién casados (muy buenos ejecutantes de piano y violín)
algunos temas musicales del repertorio de ambos. Cortesmente accedieron a esos
pedidos, y así se pudieron oir en esa noche festiva, la interpretación
de Lucía y Angel en armoniosos compases de bellas obras de famosos compositores,
ante los vibrantes aplausos de los presentes.
CONTINUARÁ
ISABELINO ESPINOSA |
Staff
de surevistabarrial.com.ar
Editor: Jorge Hevia.
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