Alfredo Montoya, Gran Futbolista de una época irrepetible
Alfredo Montoya se había iniciado futbolísticamente como muchos otros en los inmensos baldíos del barrio. Diariamente se practicaba con una pequeña pelota de goma o una de cuero Nº 5. Esa era la escuela deportiva de la infancia de aquella lejana época de las décadas de 1920 y 1930. Se utilizaban en cada zona los "potreros" de nuestra gran urbe porteña.
Luego de su experiencia en partidos realizados en canchas precarias casi sin pasto, a veces con piso embarrado y hasta con basura. Montoya se decidió pasar al fútbol mayor, y para tal fin se inscribió en una antigua institución argentina llamada "Estudiantil porteño" que participaba en los torneos de primera división amateurs de la "Asociación Argentina de Football". Allí demostró toda su categoría de excelente jugador. En 1936 San Lorenzo de Almagro necesitaba un buen defensor que cubriera un lugar en su línea media, y contrató a Alfredo Montoya. Fue así que pasó al plantel azulgrana haciendo su debut el 10 de mayo al disputarse la sexta fecha del campeonato de la A.F.A. El rival fue Ferro Carril Oeste finalizando el encuentro 2 a 2.Su equipo se integró de esta manera: Gualco; Tarrío y Gilli; Arrese, Montoya y Chividini; Cavadini, Alarcón, Naón, García y Arrieta.
En este año su presentación en el equipo del "Ciclón de Boedo" logró ser partícipe del nuevo galardón que esa entidad conquistó para su historia, al consagrarse campeón del torneo "Copa de Honor".
Durante cinco temporadas Alfredo Montoya defendió los colores sanlorencistas. Su último partido en el conjunto superior lo disputó en la fecha 18 del campeonato oficial, efectuado el 18 de agoto de 1940 frente a Huracán con un empate de 3 a 3, formando San Lorenzo de la siguiente forma: Gualco; E. González y Gilli; Zubieta, Montoya y Colombo; Fattone, Fabrini, Lángara, Waldemar y Nuñez.
Fue un defensor de juego elegante y positivo con una jerarquía de auténtico crack y en cada partido demostraba con elocuencia su innegable calidad futbolística. Jamás utilizó la violencia dentro del campo de juego, donde su eficiencia nunca mereció reparos, muy por el contrario, su capacidad dentro del deporte más popular fue total y reconocida por el aplauso de las tribunas adictas.
Sus estudios universitarios no le impidieron ser un importante jugador de fútbol. Luego de obtener su título de ingeniero, fue aconsejado dejar su actividad deportiva, pero continuó brindando al público de nuestras canchas su juego de estilo definido; eficaz, seguro y de llamativa elegancia.
Cuando abandonó el profesionalismo, no dudó en inscribirse para actuar en una de las instituciones de más arraigo en la zona de Villa del Parque, el club "Canillita Parquenses", donde entregó en sus últimos años dentro del deporte que lo apasionaba, su gran talento futbolístico y el invalorable entusiasmo que puso siempre en defensa de los colores que defendía.
ISABELINO ESPINOSA
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