Hospital de Clínicas: fue distinguido con
el Premio Ashoka
Programa modelo para el mal de Parkinson
Profesionales del interior son entrenados en la especialidad y luego se ocupan
gratuitamente de pacientes de las provincias
· Tiene como objetivo mejorar el tratamiento
de la enfermedad
· Atiende a más de 600 pacientes mensuales
· Canjea conocimientos por atención médica
Hace poco más de tres años, el entonces
director del Hospital de Clínicas, Juan Antonio Mazzei, le dijo a Federico
Micheli, neurólogo especialista en Parkinson, que había una sala
disponible en el 9° piso del hospital, cerrada desde hacía tiempo,
y que podría usarla para su proyecto. Mazzei dijo también que la
institución sólo podía pagar una enfermera, una mucama y
una administrativa.
Micheli bajó al subsuelo del hospital para buscar escritorios y otros muebles
que llenaran los 500 metros cuadrados de la sala, pero encontró poco y
nada. Entonces pensó en nuevas estrategias y pidió ayuda a todos
los que encontró en su camino. Algunos laboratorios le proponían
viajes de perfeccionamiento. Micheli les decía: "No, denme ese dinero
y lo uso en el hospital".
Otras firmas necesitaban consultorios para mostrar cómo actuaban ciertas
drogas -por ejemplo, la toxina botulínica en casos de espasticidad- y formar
especialistas. Micheli les decía: "Si equipan bien una sala, acá
tenemos los pacientes y los expertos".
Así fue surgiendo, lentamente y a pulmón, el Programa de Parkinson
y Movimientos Anormales del Hospital de Clínicas, que depende del Instituto
de Neurociencias Aplicadas de la UBA, ubicado en el 9° piso del hospital,
que atiende a más de 600 pacientes por mes.
Pero además, el programa puesto en marcha por el neurólogo y sus
colaboradores (la mayoría de ellos, ad honorem), que es único en
su tipo en América Latina, quería traducir sus esfuerzos más
allá de las fronteras de Buenos Aires. Así, presentaron una propuesta
en el II Concurso Nacional de Ideas Innovadoras para la Movilización de
Recursos que otorga el Premio Ashoka. Y ganaron.
La idea innovadora recibió un premio de 3000 pesos, destinados a adquirir
una computadora para el Servicio de Calidad de Vida del Programa, a cargo de la
doctora Cristina Pecci, psicóloga y socióloga.
"Nuestra misión -explica Pecci- es mejorar la calidad de vida de los
pacientes. Pero, ¿cómo hacerlo si no tienen acceso a diagnóstico
y tratamiento? La puerta de ingreso al sistema de salud depende de la capacidad
del sistema para detectar estas patologías. Y esto puede lograrse transfiriendo
conocimiento a médicos de atención primaria. En eso consistió
la idea innovadora: en distintas provincias que mantienen lazos académicos
con el hospital neurólogos locales elegirán médicos de atención
primaria que trabajen en instituciones públicas (15 en total) que pasarán
con nosotros cien horas de aprendizaje intensivo. De regreso a su lugar de trabajo,
tendrán el compromiso de atender en forma gratuita a 25 pacientes con EP
o movimientos anormales. Quedarán ligados al programa a través de
tutorías y abrirán una historia clínica común con
la del Hospital de Clínicas. Esta continuidad nos permitirá saber
qué pasó con cada paciente y que el médico asegure la gratuidad
de la atención en caso de derivarlo a un neurólogo o necesitar exámenes
diagnósticos. La idea es que el médico se capacite, pero también
que esté abierto a las necesidades de la gente."
El programa cubrirá los pasajes y la estada en Buenos Aires.
Un lugar a todo confort
En el equipo que encabeza el neurólogo trabajan ocho médicos, psicólogos,
psiquiatras, tres voluntarias, pero el único personal rentado es el doctor
Micheli, la enfermera, la empleada administrativa y la mucama con la que el proyecto
comenzó, además de la doctora Pecci, que es también coordinadora
de Investigaciones en Salud Mental del Hospital de Clínicas.
Cuesta creer, al recorrer los 500 metros cuadrados que ocupa, que el servicio
funcione en un hospital universitario donde la consulta cuesta 7 pesos (aunque
las personas sin medios pueden quedar exentas del pago): hay ocho consultorios,
un aula, una sala de reuniones, baños bien equipados y limpios, recepción
con asientos cómodos y plantas, y en cada ambiente, un aparato de aire
acondicionado.
"Las personas que reciben a los pacientes son voluntarias -dice Cristina
Pecci- y, como todo el personal, aseguran el mejor y más humanizado de
los tratos."
El proyecto que Micheli concretará en el primer semestre de este año
es el quirófano para realizar cirugía de un bajo número de
casos de Parkinson y otras patologías (por ejemplo, distonías) que
pueden mejorar con un electroestimulador cerebral. "Será mucho más
económica realizada aquí que afuera", asegura.
El neurólogo agrega que la enfermedad de Parkinson afecta al 1% de la población
mayor de 65 años y que el grueso de los que consultan son personas mayores.
"Pero también tenemos pacientes más jóvenes con tics,
con temblores, con movimientos anormales llamados distonías, que suponen
la adopción de posturas extrañas en brazos y piernas."
"Creemos que dar asistencia médica no es solamente el acto médico
-agrega Cristina Pecci-, sino toda una práctica social del servicio, y
que responder a las necesidades de la gente, que cambian con el tiempo, es el
motor de una asistencia de calidad humana. Pensamos que hay que favorecer la accesibilidad
a la asistencia más allá de las posibilidades económicas
de cada uno, porque detrás de la demanda hay siempre un ser humano."
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Por Gabriela Navarra
De la Redacción de LA NACION