EL ANTIGUO CASTILLO DE VILLA DEL PARQUE
PARTE XX
Tragedia y Misterio en su Historia
GABRIELA, GIULIETTA Y ANTONINA, TIAS DE LUCIA
Jose D’Olivi nacido en la ciudad de Salerno, padre de
Vittoria (1868), Gabriela (1869), Giulietta (1872) y Antonina
(1874), era un pequeño comerciante del rubro textil que
recorría diversas ciudades de Italia para efectuar la
venta de sus productos que él mismo manufacturaba. Esa
tarea le rendía lo suficiente para mantener su hogar.
Vittoria, su hija mayor, cerca de los 18 años de edad
conoció a un joven convecino suyo; Rafael Giordano único
hijo de la importante hacendado del lugar, iniciando un felíz
romance que dio su dichosa concreción en matrimonio en
1888. De esa amorosa unión nació Lucía,
sus padres decidieron partir hacia la Argentina. Las hermanas
de Vittoria quedaron en Europa, ninguna de las tres, aparentemente,
logró iniciar una relación sentimental para formalizar
un noviazgo que finalizara en la realización de un sueño
de toda mujer: la creación de un hogar donde siempre
estuvieran presentes la felicidad y el mutuo amor.
No ocurrió así, quizás por el mandato del
destino y las tres mujeres no dejaron nunca su celibato, ni
se atrevieron a viajar a otras latitudes en busca de un eventual
porvenir y buenaventuranza. Pasaron los años, la comunicación
con sus familiares de Buenos Aires era constante: cartas, telegramas,
llamados telefónicos, fotos, etc. Cuando su sobrina comenzó
en 1909 el idilio amoroso con el joven Angel Lemos y ya se vislumbraba
un próximo enlace, las tías de Lucía Giordano
tomaron la decisión de viajar a la Argentina para radicarse
definitivamente en nuestro país. Llegaron a Puerto Nuevo
en el mes de enero de 1910, año del Centenario y del
famoso cometa “Halley” que era la preocupación
mundial. Ya don Rafael Giordano les había adquirido una
hermosa casa a su nombre en la calle Belgrano casi esq. Lima.
En un principio la adaptación a nuevas costumbres y al
idioma castellano, fue bastante difícil. No era sencillo
acostumbrarse a otras modalidades utilizadas por la gene que
trataban a diario, pero con el transcurrir del tiempo, tal vez
con cierta lentitud, se integraron totalmente a la vida de la
gran urbe porteña. Eliminado el problema idiomático
(la primera gran dificultad), lo demás tuvo rápida
solución para alegría de todos. La integración
fue promisoria, las tres hermanas comenzaron a concurrir en
compañía de su familia a paseos, fiestas, reuniones
en clubes sociales, viajes de turismo
EN EL CAMPO DE AVIACIÓN DE “VILLA LUGANO”
Transcurrían las épocas iniciales de nuestra aviación,
emprendedores y visionarios argentinos querían emular
la tarea heroica de ciudadanos de otros países: Wright,
Zeppelin, Santos Dumont y muchos más, que se propusieron
firmemente “volar como los pájaros”. A veces
fueron objeto de burlas por todos aquellos que consideraban
imposible “conquistar el aire”. Los muchachos criollos
de entonces deseando afirmar esa inquietud de manejar esos instrumentos
de vuelo, empezaron por informarse y aprender todos sus secretos.
En ese campo de aviación de “Villa Lugano”
hacían sus prácticas el inolvidable Jorge Newbery,
Florencio Parravicini gran actor de cine y teatro y un apasionado
por los deportes mecánicos. El teniente Manuel Félix
Origone y otros. Don Rafael Giordano, su esposa, su hija, sus
cuñadas y la familia de don Manuel Lemos concurrían
con bastante frecuencia a los ensayos de vuelo que se hacían
en el citado aeródromo, disfrutando de un muy agradable
espectáculo. Corría el año 1910.
LAS HERMANAS DE VITTORIA, Y LA BODA DE LUCIA
Se acercaba el día de la unión en matrimonio de
Lucía Giordano y Angel Lemos, Antonina, Giulietta y Gabriela
D’Olivi tías de la novia, se dieron a la tarea
de organizar debidamente y supervisar todos los detalles importantes
o no, relacionados con la fiesta que se avecinaba. Si bien los
padres de ambos jóvenes tenían ya todo perfectamente
planificado, el desempeño de las hermanas de Vittoria
en esas circunstancias podría ser valioso y lo fue. Gran
parte del éxito obtenido en el memorable festejo indiscutiblemente
fue obra de las tres hermanas D’Olivi. Desafortunadamente,
un epílogo trágico fue el triste corolario del
esfuerzo, el amor ya indestructible unión de dos familias
que lloraron juntas el lamentable episodio ocurrido en aquel
nefasto día, 2 de abril de 1911, que tanto dolor y luto
trajo a esas familias cristianas.
Pasó cierto tiempo, y las hermanas de Vittoria tras su
profunda pena, decidieron abandonar el país para siempre,
regresando a su pueblo natal a Salerno en suelo italiano. El
apenado viaje se concretó el viernes 17 de noviembre
de ese año. La historia guarda un especial recuerdo por
estas abnegadas mujeres, para que las páginas de la posteridad
sigan su camino infinito del más allá, que se
esconde ignorado en el silencio de las almas buenas.
Por el mismo motivo los acongojados padres de Lucía,
que no pudieron soportar la gran angustia de su desaparición
junto a la de su joven esposo, también acordaron partir
hacia el lejano continente europeo, al nunca olvidado lugar
donde habían nacido, en busca de una ansiada paz y un
reconfortante consuelo para sus agobiados espiritus. Jamás
superarían el duro trance vivido, y ellos lo sabían.
En esas circunstancias difíciles solo albergaban un prioritario
anhelo, un poco de alivio para sus grandes pesares.
Continuará
ISABELINO ESPINOSA Texto5.
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