PARTE XV
Tragedia y Misterio en su Historia
NOTICIAS Y RECUERDOS QUE LLEGAN DEL PASADO
Es probable que el relator actual de esta leyenda haya cometido con sus notas cierto tipo de infidencia, al dar a conocer muchos aspectos desconocidos y secretos de personas que ya no están, y correspondientes a épocas muy lejanas, pero al respecto podemos afirmar que siempre fue así. Es bien sabido que todo tipo de historia es contada por alguien para la posteridad, sin haber estado presente en los lugares y en el tiempo donde se desarrollaron los hechos. Generalmente se recurre a antiguos escritos y narraciones que efectuaron antepasados. Esas fuentes de información son consideradas absolutamente serias y confiables, dignas de la mayor fe. Por ellas se logró saber que mucho se hablaba en aquellos tiempos del poder económico de don Rafael Giordano aunque muy pocos conocían realmente su actividad específica, y nadie se atrevía (a pesar de ser él una persona simpática y amable), a efectuarle preguntas al respecto, de manera que ese tipo de información no llegaba a sus vecinos. Sin embargo, en alguna ocasión pudo filtrarse una noticia que daba cuenta de sus importantes depósitos de dinero en entidades bancarias capitalinas: "Banco de Italia y Río de la Plata" Bartolomé Mitre 434 y a pocos metros de éste el "Banco Popular Italiano" sobre la misma calle con el número 464, y también en el "Nuevo Banco Italiano" de Reconquista N° 6 y su sucursal en Almirante Brown 1335 en el barrio de la Boca, muy cerca del tradicional Riachuelo, de la Vuelta de Rocha y el puente Nicolás Avellaneda.
Poseía además, amistades importantes dentro del ambiente deportivo de entonces y también en la política. Esos contactos le facilitaron en algunas oportunidades la pronta y feliz concreción de sus planes. Por ser un auténtico filántropo y demostrar cotidianamente su simpatía y afecto hacia el prójimo, tuvo mucha gente a su favor de todas las escalas sociales, que frecuentemente se unía a él para el éxito de sus innumerables proyectos, de índole diversa.
PRIMITIVOS VECINOS DE VILLA DEL PARQUE
Transcurría el año 1904 cuando arribó a Buenos Aires el ciudadano uruguayo don Tomás Espinosa. Llegaba desde la llamada Banda Oriental donde con cierta frecuencia se producían enfrentamientos armados entre dos fracciones políticas, evidentemente irreconciliables, "Blancos" y "colorados". Hastiado de esas luchas estériles entre compatriotas, en las cuales intervino muchas veces integrando las filas del partido "Blanco". Con sus juveniles 27 años (había nacido en 1877) cruzó el Río de la Plata en busca de paz y trabajo. Logrados esos objetivos, dos años más tarde y pensando en sus futuro compró un lote de terreno en el remate inicial de la firma Guerrico y Williams. Estaba ubicado cerca de la calle Nogoyá y Avenida San Martín. Había concurrido allí en compañía de un joven llamado Manuel Rigueiro, hermano de quien luego sería su esposa de toda la vida y de nombre Consuelo.
Durante esa subasta conocieron en forma casual al señor Rafael Giordano que había concurrido al citado remate como eventual adquiriente de tierras en esa parte del futuro Villa del Parque. La charla intrascendente de aquella tarde se transformó enseguida en una real y sincera amistad. Fue la concreción de un afecto desinteresado que el matrimonio Giordano-D'Olivi supo valorar debidamente porque era recíproco.
Manuel y Tomás obtuvieron muchas veces importantes datos familiares de la pareja italiana y de sus consuegros; Lemos y López Fernández. También fueron en 1910 espectadores privilegiados desde la parte alta del castillo, del majestuoso cometa "Halley" durante el tiempo que apareció a la vista de los azorados ciudadanos porteños. Después tuvieron la prerrogativa de ser invitados a los festejos de la boda de Lucía y Angel, que terminó en una horrenda catástrofe donde los novios perdieron la vida, y luego un mes y medio después, el miércoles 10 de mayo de 1911 se produjo otro hecho luctuoso del que fue víctima uno de los concurrentes de la mencionada fiesta. En el día nombrado falleció a causa de un fortuito accidente laboral el joven Manuel Regueiro. En un principio nadie relacionó esa desgraciada y lamentable circunstancia a designios fatídicos, a diabólicos mensajes, pero con el transcurso del tiempo y al producirse algunos hechos incomprensibles y de dudoso origen que preocuparon seriamente a todo el vecindario, comenzaron a difundirse los más variados comentarios y opiniones al respecto, que incluían la llegada de influencias extrañas y malévolas que atacaban y destruían la existencia de cualquier ser humano. Quizás no haya sido del todo así, pero es indudable que después del conocido accidente de las vías ferroviarias, una fuerza invisible y negativa rondaba por muchos sitios de nuestro barrio. Más allá de toda superstición, creencia o incredulidad sobre comprobados sucesos insólitos, debemos admitir que algo pasaba en la zona; totalmente anormal y llamativo, preocupante y misterioso que no tenía explicación alguna y sin solución de continuidad durante muchos años.
Continuará
ISABELINO ESPINOSA
Historiador