ORIGEN Y SIGNIFICADO DEL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES
BERMUDEZ
Del 27 de noviembre de 1893, por Ordenanza Municipal, data la asignación de esta arteria. Nace en Rivadavia 9199 y termina en la Av. Salvador María del Carril 4999, corre entre Desaguadero y Cervantes. Su numeración abarca desde el 1 al 3801.
Su denominación se debe al militar uruguayo Justo Germán Bermúdez
Nació en Maldonado, en la entonces Provincia de Montevideo, en el año 1783. Al estallar el movimiento emancipador en aquel territorio, a fines de febrero de 1811, Justo Germán Bermudez de acuerdo con don Juan Antonio Pérez, formó un escuadrón con el nombre de "Voluntarios de Infantería del Cordón y Aguada", el que llegó a contar 200 hombres, excluídos los oficiales. En aquella época, Bermúdez se hallaba en el Cordón con una casa de abasto importante, y además del importe que pudo obtener por ésta fueron empleados cinco mil pesos, en efectivo por aquel patriota para sufragar los gastos que demandaba la organización de su escuadrón. Bermudez actuó como capitán de la 2ª compañía y se halló en la batalla de Las Piedras, el 18 de mayo de 1811, a las órdenes de Artigas y participó en el sitio de Montevideo. Por ausencia de Juan Antonio Pérez, enviado para la conducción de cañones que se hallaban en Santa Teresa, Bermúdez quedó comandando interinamente el escuadrón, el cual tomó el nombre de "Dragones de Milicias de la Patria". Poco antes de ser levantado el sitio de aquella ciudad, el coronel Rondeau destacó al capitán Bermúdez para ir a observar los movimientos de los portugueses, registrar su número y otras particularidades; cayendo prisionero de aquellos el 19 de octubre de 1811, pero logró escaparse a los pocos días.
Volvió a incorporarse a los patriotas que habían formado el ejército sitiador de Montevideo, levantando por el tratado ajustado con Elio. Pero hallándose la esposa de Bermúdez, doña Dominga Rosas, en estado muy avanzado de gravidez, aquel resolvió separarse del ejército en Monzón o el Arroyo Grande, para pasar a la capilla de Mercedes; "suponiendo allí algún mejor acogimiento para el parto de su esposa, --dice el propio Bermúdez en una representación al Gobierno fechada en Buenos Aires el 27 de noviembre de 1811,--que aguardaba por momentos; pero como éste no llegase y por otra parte se sintiesen varios estragos de gentes insubordinadas y se temiese a más las partidas portuguesas, determinó venirse al momento fletando un bote por sesenta pesos fuertes para él, su esposa y cuatro soldados que le seguían; llegando al fin a ésta después de un penoso y peligroso viaje, donde no habiendo estado jamás ni teniendo más conocimientos que los de una agraciable hospitalidad, se ve enteramente escaso de dinero y sin recurso alguno, por falta de conocimientos, reducido a mendigar el más leve servicio..." El 25 de enero de 1812, previo informe del coronel Rondeau, el capitán Bermúdez recibió la suma de 206 pesos fuertes que había adelantado aquél a la tropa de su mando.
De acuerdo con lo solicitado por Bermúdez en la representación de referencia, pidiendo colocación en uno de los cuerpos del ejército de la Patria, el 24 de abril de 1812 fue incorporado al Regimiento de Granaderos a Caballo, en calidad de teniente de la 1ª compañía y el 4 de noviembre del mismo año fue ascendido a capitán de la 2ª compañía del 2º escuadrón. Desde sus primeros pasos por la carrera de las armas, el capitán Bermúdez reveló excepcionales cualidades de soldado.
En el combate de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, al ser herido su jefe, el coronel San Martín, el capitán Bermúdez, en el momento en que los españoles huían atemorizados para retomar sus embarcaciones, se apeó de su caballo y estrechaba a uno de los grupos que había hecho pie firme detrás de una zanja y en el borde de la barranca, cuando fue herido de bala de fusil en la rótula, falleciendo el 14 del mismo mes en una pieza inmediata al hospital de sangre instalada en el refectorio del Convento, no obstante la oportuna amputación y cura de primera intención que le practicaron los facultativos. Dr. Francisco Cosme Argerich y el padre presidente de los Betlemistas de la Residencia, despachados ambos por la posta, con un botiquín, tan pronto tuvo conocimiento el Gobierno del combate. Se afirma que el capitán Bermúdez, desesperado por no haber podido impedir la total evasión del enemigo, se arrancó el torniquete y rehusó sobrevivir.
El Gobierno asignó una módica pensión a la viuda de tan valiente oficial, la que quedó desamparado con una criatura de cortísima edad y otras dos también pequeñas.
TOMAS A. RAMINI