El Ferrocarril en Villa del Parque
En la historia de los ferrocarriles argentinos,
tiene un lugar en sus páginas el barrio de Villa del Parque. Como en otras
partes de nuestra gran urbe capitalina, tuvo desde tiempos muy lejanos ese medio
de comunicación terrestre tan importante y de un valor incalculable.
Cuando la inmobiliaria "Guerrico y Williams" inició una serie
de remates de tierras de la zona allá por el año 1906,ya estaban
en funcionamiento los servicios de trenes de pasajeros y carga, que utilizaban
dos líneas de rieles (ascendente y descendente), que unían la estación
cabecera de Retiro con Palermo, La Paternal y Villa Devoto en territorio porteño,
con Santos Lugares, Caseros y otras localidades aledañas pertenecientes
a la provincia de Buenos Aires. Todo estaba a cargo de la empresa de capitales
británicos: "Ferro Carril Buenos Aires al Pacífico", que
también unía a nuestro país con la república de Chile,
atravesando la Cordillera de los Andes.
Durante las nombradas subastas de 1906, algunos eventuales compradores advirtieron
la necesidad de poseer cerca de sus futuras viviendas, el ferrocarril (que ya
circulaba) y una estación o un apeadero, que cierta publicidad daba como
existente, pero realmente nunca se había construido. Para eliminar tal
falencia, y concretar favorablemente esos justos deseos, se reunieron los señores
Gregorio Canibe, Manuel Blanco y Tomás Espinosa, encabezando una comisión
integrada por varios posibles vecinos con la misión de peticionar ante
las autoridades ferroviarias correspondientes, sus atendible anhelos de comodidad
y progreso.
Luego de largas deliberaciones e infinidad de propuestas, se llegó finalmente
a un acuerdo en el año 1909. Se instalaría una parada para el ascenso
y descenso de pasajeros y carga. Los boletos desde Retiro a Palermo en primera
clase tenían un costo de 0.25 centavos, en segunda 0.15, a La Paternal,
(primera 0.30, segunda 0.20) a Villa del Parque (0.35 y 0.25), a Devoto (0.50
y 0.30).
Pasó el tiempo, y el primitivo apeadero se transformó en una edificación,
atrayente y sólida con un definido estilo ingles, característica
que identificaban a todos los edificios ferroviarios de origen británico.
Las locomotoras y los vagones de cada formación, ostentaban una plaqueta
de bronce, en la cual aparecía en letras destacables, el nombre "Sheffield",
recordando el lugar de la fabricación de dichos elementos que llegaban
de Inglaterra.
Con el transcurrir de los años, también vecinos de Villa del Parque
gestionaron la construcción del legendario puente que cruza las vías,
entre las estaciones de La Paternal y Villa del Parque. Intervino la Sociedad
de Fomento del barrio que logró la aprobación de la realización
de la importante obra. Posteriormente hubo un convenio entre la Municipalidad
capitalina y al empresa "Ferro Carril Buenos Aires al Pacífico".
Por el mismo quedó establecido que la compañía privada construiría
un puente metálico que atravesaba las vías dentro de las tierras
de su propiedad, situado en su cruce con la Avenida San Martín.
El puente a construirse sería en adelante propiedad del ferrocarril, que
se comprometía a efectuar todos los trabajos necesarios para su total conservación,
Por su parte la Municipalidad debía realizar los arreglos que demandara
su estructura, la renovación de su piso metálico, y además,
la remoción y mejoramiento del adoquinado y su base, que se podrían
haber dañado por el paso de los tranvías y los automotores. En aquél
tiempo su
costo fue estimado en 30.000 libras esterlinas. La Comuna porteña contribuyó
con la cantidad de 550.000 pesos.
No todos estaban de acuerdo con el gasto que acarrearía el llamado "Puente
la Avenida San Martín". Había opiniones en contrario al citado
proyecto de construcción. Si embargo, la obra era muy necesaria. En todas
las épocas del año, antes de cruzar las barreras del ferrocarril,
trasladaban a los pasajeros por una vía a otro tranvía estacionado
en el lado opuesto de las nombradas barreras. La gente hacía ese trecho
caminando. En los días de lluvia esa breve caminata, obviamente, se tornaba
bastante molesta e inadecuada.
A pesar de las críticas aludidas, cuando se iniciaron las obras de construcción,
en 1924, el júbilo era notorio en los vecinos de ese sector de la ciudad.
Hubo en cierto momento serios inconvenientes con la estructura del puente. Sin
conocerse realmente los motivos, se cayó dos veces, y tal vez podría
derrumbarse una vez más, por lo cual se decidió contratar a un renombrado
profesional extranjero que consiguió armarlo nuevamente. No hubo nuevas
dificultades hasta su inauguración, que contó con una amplia adhesión
del público. Fue el final felíz de un proyecto ideado por un grupo
de personas con poder de decisión y pensamientos positivos con el loable
objetivo de lograr el progreso y el bienestar de la población. De esa manera,
con construcciones útiles el ferrocarril ayudó al crecimiento de
las zonas donde pasaron sus rieles. Villa del Parque fue un cabal ejemplo, pues
en poco tiempo luego de instalada la coqueta estación ferroviaria que aún
podemos admirar, el barrio comenzó su transformación edilicia y
comercial hasta llegar a nuestros días, donde el fiel reflejo de lo antedicho
es la calle Cuenca, enclavada en una zona privilegiada del barrio; Nogoyá,
la Avenida Nazca, entre otras, con modernas galerías y locales de negocio,
colegios importantes, destacadas instituciones deportivas, e imponente edificación.
Conquistas en cuyas realizaciones estuvo siempre presente el ferrocarril, con
su invalorable accionar, con su imprescindible colaboración.
Isabelino Espinosa
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